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Sistemas a prueba de errores: poka-yoke



Poka-yoke es, básicamente, una técnica que impide que se cometan errores. Esto se logra a través del diseño deliberado de una pieza de tal manera que pueda ser utilizada de una única forma.  Esto aplica tanto a objetos físicos (partes, herramientas, etc.) como a elementos intangibles como el software o los procesos.

En la impetuosa búsqueda de cero defectos de producción, el ingeniero japonés Shigeo Shingo promovió el uso de diferentes herramientas que hacían casi imposible que un operario cometiera un error. ¿Cómo lo hizo? Muy sencillo. Se diseñaban las piezas de tal manera que hubiese una única forma de que sean ensambladas entre sí. A través de una muesca o una marca o, sencillamente, mediante alguna asimetría, conseguía que el operario tuviese una única opción para el ensamble. Shingo tenía amplia formación en Control Estadístico de la Calidad (SPC), y siempre se interesó en reducir al mínimo posible la variabilidad, la probabilidad de errores. El concepto ya existía desde hace tiempo, pero él se encargó de masificar su uso. Mediante ideas sencillas lograba resultados extraordinarios, con mucha creatividad y mínima inversión.


A estos pequeños sistemas anti-error se los conoce como poka-yoke (ポカヨケ), lo que ̶ traducido literalmente del japonés ̶ significa «a prueba de errores». Inclusive, se los suele denominar vulgarmente como baka-yoke («a prueba de tontos»). Pequeñas modificaciones lograron drásticas reducciones en la ocurrencia de errores, y mejoraron la productividad.



Ejemplos de poka-yoke


Aunque no lo advirtamos, estamos rodeados de ejemplos de poka-yoke en nuestro día a día. El ejemplo más trillado es el del conector USB, que solo puede ser conectado en un único sentido. Los tomacorrientes estandarizados actuales de muchos países poseen un diseño específico, para que se respete el formato y la polaridad (aunque cuando viajemos nos esforcemos en ignorarlo y adaptarlo). O la SIM Card de teléfono móvil que posee uno de los vértices con un corte, para diferenciarlo del resto.


Otro ejemplo clásico, que experimentamos desde pequeños, es el juego de encastre donde tenemos por un lado piezas con diferentes figuras geométricas y por otro los agujeros calados para que por cada uno de ellos pase una y solo una figura. Esto pone en evidencia la otra ventaja que posee la técnica: no solo impide que cometamos errores, sino que los deja en evidencia. Los vuelve obvios.


Pero este concepto no se utiliza únicamente para objetos físicos. Existen numerosos ejemplos en aplicaciones intangibles. Por ejemplo, si un software necesita que ingresemos un número en una celda y por error o mala intención colocamos una letra u otro carácter, el sistema puede rechazarlo. Esto nos obliga a colocar, sin excepción, un valor numérico.


También se puede aplicar en procesos en los cuales o existe una secuencia definida que debe cumplirse, o por seguridad se impide avanzar de un paso a otro si el anterior no está finalizado. Por ejemplo, si deseamos que lavarropas (lavadora) comience a lavar, debemos haber cerrado la tapa de carga. Si no lo hacemos, el lavarropas no arranca. Esto previene problemas no solo de funcionamiento sino de seguridad. Muchos sistemas poka-yoke están orientados a la prevención de accidentes, más que a impedir problemas operativos. Se suelen utilizar señales sonoras o visuales para advertir un error, o un paso pendiente. Cuando vamos a un cajero automático (ATM), tenemos varios poka-yoke interactuando. Por un lado, existe un único modo de colocar la tarjeta. Este es un poka-yoke físico, como los que vimos anteriormente. Una vez que estamos operando, tenemos algunas advertencias que realiza el sistema. Si extraemos dinero, una vez que este sale por la bandeja correspondiente se enciende una luz y, a veces, también una señal auditiva para advertirnos que está disponible para que lo extraigamos. Lo mismo con el comprobante de papel. Por último, si es de los modelos de cajeros que retienen la tarjeta durante la operación, al finalizar una alarma nos recordará que debemos retirarla. En cuanto a la validación, los cajeros automáticos convencionales pueden ser utilizados por personas que poseen nuestra tarjeta y conocen nuestras claves. Un sistema poka-yoke de seguridad podría ser aquel en el que se pudiera operar únicamente mediante reconocimiento facial o de huella dactilar.



Como podemos apreciar, los sistemas poka-yoke se basan en ideas muy sencillas, pero que resuelven problemas cuyas consecuencias podrían ser complejas: un accidente, un problema de funcionamiento o daño de una máquina o una herramienta, pérdidas económicas, etc. Los invitamos a examinar y a detectar qué ejemplos de sistemas a pruebas de errores utilizamos cotidianamente. También (¿por qué no?) a crear y compartir sus propios sistemas poka-yoke en el ámbito laboral o personal.


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