
Las tecnologías de la información y la comunicación han revolucionado la forma en que interactuamos. Con ellas, podemos conectarnos con personas de otras partes del mundo, para intercambiar conocimientos y colaborar en el desarrollo de soluciones para problemas comunes. Por eso, han tenido un impacto significativo en la educación, gracias a que permiten que el conocimiento esté disponible para quienes más lo necesitan.
Las nuevas tecnologías se han integrado en casi todos los aspectos de la vida moderna. Las computadoras y las redes informáticas son un aliado para facilitar nuestras tareas y actividades, razón por la cual también han sido incorporadas como un medio para fomentar el crecimiento personal. En los últimos años, hay una tendencia creciente que busca modernizar los procesos de enseñanza y aprendizaje, con el fin de ampliar la influencia de los recintos educativos y alcanzar a más personas.
Son varias las instituciones educativas que han acogido las herramientas digitales para desarrollar programas de formación a distancia. Los espacios y las clases en línea son ideales para construir comunidades en donde el conocimiento circular libremente, gracias a las contribuciones de cada uno de sus miembros, quienes aportan material, opiniones e ideas que sirven para explorar explicaciones alternativas a las ya conocidas.
El nacimiento de estas comunidades virtuales requiere de un docente capacitado en las herramientas tecnológicas, que sea capaz de organizar a la comunidad virtual y sirva como mediador entre el conocimiento y los participantes. El docente digital es un profesional capaz de adaptarse a las nuevas necesidades y ritmos de la sociedad, y cuenta con un conjunto de habilidades para impulsar la transformación del conocimiento.
Muchos profesionales de la educación requieren apoyo para dar sus primeros pasos en el proceso de transformación digital. Por eso, si eres docente y quieres iniciar en el mundo de las clases en línea, es importante que tomes en cuenta los siguientes puntos:
1. Desarrollar un plan de contenidos:
Es posible que una asignatura o curso cuente con varios temas, que se distribuyen según el tiempo y las necesidades de formación de cada grupo. Por eso, antes de preparar el material, hay que hacer una planificación cuidadosa y seleccionar aquellos temas que son fundamentales para desarrollar las habilidades del estudiante. Habrá contenidos importantes, sobre los cuales es necesario extenderse y explicar ampliamente. Otros, por ejemplo, puede que no requieran tanta atención y solo requieren un breve repaso.
2. Determinar el objetivo del curso, taller o programa:
Cada encuentro debe fomentar el aprendizaje del estudiante, guiarlo para lograr una meta establecida. Por eso, los contenidos deben tener un orden específico, que permita sumar habilidades hasta obtener un producto final. Un gerente que se está preparando para negociar efectivamente, tendrá que conocer qué es una negociación, cuáles son los estilos de negociación que hay y de qué forma comunicar las ideas adecuadamente. Por ello, un plan de contenidos bien estructurado es fundamental para determinar las capacidades que desarrollará el participante. Además, en algunos casos, se necesita que el estudiante tenga ciertos conocimientos previos para poder integrarse a las actividades. Las preguntas fundamentales en este punto son: ¿A quiénes se dirige este curso?, ¿qué van a obtener al culminar en programa? Y ¿cómo lograrán el objetivo?

3. Escoger el formato del curso:
Dependiendo de la disponibilidad, los recursos y las competencias a desarrollar, un curso puede ser administrado de muchas maneras. Existen programas de baja interacción, en donde el participante lee guías y responde ejercicios con respuestas ya predeterminadas. En otros, el docente tiene que hacer demostraciones y explicar el paso a paso de las tareas a desarrollar. Es recomendable que los temas y actividades sigan una planificación lógica y coherente.
4. Crear los contenidos:
Bien sea que el curso se desarrolle con presentaciones, guías o videos interactivos, se recomienda que toda la información esté organizada, y contenga los puntos más importantes de cada lección. El contenido debe ser fresco, de alto impacto, resumido, pero de calidad. Lo más importante es que la información se apoye en las fuentes más actualizadas, que incite al debate y que despierte la curiosidad del estudiante, sin perder rigor científico.
5. Preparar las evaluaciones:
Se espera que el estudiante produzca materiales a partir del contenido de las lecciones. Hay muchas opciones, tales como elaborar presentaciones, desarrollar artículos de investigación, hacer búsquedas en la web, entre otros, los cuales pueden convertirse en materiales de consulta para otros participantes.
6. Seleccionar la plataforma adecuada:
El curso o programa debe estar disponible para que los participantes puedan acceder al contenido, según su ritmo de aprendizaje.
7. Determinar las reglas de la comunidad:
El orden debe estar presente en todo grupo humano. Para que una comunidad académica funcione, hay que establecer reglas de comportamiento que todos sus miembros cumplirán. Además, se pueden establecer horarios para la entrega de trabajos y asesorías en línea.
Finalmente, lo importante para convertirse en un docente digital es tener las ganas de hacer un producto innovador, original y que contribuya a mejorar la capacidad de las personas. Cualquiera de tus habilidades puede convertirse en una oportunidad para generar contenidos que puedes ofrecer a otras personas que puedan interesarte en tus habilidades.
Si quieres convertirte en un docente digital, o deseas que tu instituto educativo cuente con programas en línea, no dudes en contactar a nuestros asesores en el siguiente enlace.
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