La búsqueda de consenso juega un papel preponderante en la cultura organizacional japonesa. Antes de que se tome una decisión que represente un cambio importante, todas las partes deben estar de acuerdo y las condiciones deben estar dadas para que dicho cambio ocurra. Esto es nemawashi para los japoneses.
Nemawashi (根回し) es un término japonés que significa de manera literal «revolver las raíces». Este concepto, que tiene origen en el ámbito agrícola, es utilizado como una analogía. Cuando los campesinos japoneses realizan un trasplante, retiran la planta de su ubicación original con especial cuidado de sus raíces y, antes de colocarla en su nuevo destino, preparan el terreno de manera adecuada para que se pueda adaptar con facilidad. Lo mismo ocurre con los cambios. Antes de implementar un cambio en la organización se hace un análisis minucioso de la situación actual y se prepara el «terreno» para que este sea exitoso. Cuando existe una necesidad de cambio, esta debe ser consultada a todas las partes interesadas. Se deben identificar las diferencias. Estas discrepancias (que siempre existen, en mayor o menor medida) tienen que ser resueltas. Bajo la filosofía del ganar-ganar, se trata de encontrar la mejor solución. Una relación de compromiso entre las partes, en donde posiblemente algunas cedan más que otras, aunque el resultado final sea positivo a nivel general. Está claro que esta filosofía de trabajo puede resultar difícil de asimilar en la cultura occidental. Cuesta entender que se pueda encontrar un consenso real y sincero, libre de presiones o temores por parte del que disiente. La cultura milenaria de Japón ya tiene resueltos muchos aspectos que hacen a la importancia de la mejora, no solo a nivel individual sino en lo colectivo. Una persona no puede tomar una decisión en la que solo ella se vea favorecida, sin tener en cuenta el impacto sobre el resto de las personas. Es por esto que muchos autores plantean que es casi imposible que este sistema funcione fuera de Japón. Todo consenso sería, de alguna manera, forzado a que ocurra. Y no dejaría realmente contentas a todas las partes.
La importancia de la planificación
En cada decisión se debe esperar el tiempo que sea necesario para que el cambio sea aceptado por todas los involucrados. Esto es algo que también puede resultar extraño de este lado del mundo. En una cultura en donde el cortoplacismo hace estragos, pensar que la mayor parte del tiempo la dedicaremos a planificar y apenas un porcentaje a actuar, desafía sin duda a nuestra lógica. El secreto de planificar, aparentemente en exceso, nos asegura que la medida a tomar – además de ser aceptada por todos – cumplirá con las expectativas. Al momento de actuar, todas las posibilidades ya fueron evaluadas. Por supuesto que no es infalible, pero la probabilidad de inconvenientes es bajísima. Se supone, además, que no existirá resistencia al cambio alguna ya que todos conocen de antemano qué se va a hacer y qué resultados se esperan. No hay lugar para la improvisación.
Para muchos, el sistema de nemawashi funciona como un amplificador de propuestas de mejora. Las buenas propuestas, bien planteadas, suelen tener un alto nivel de aceptación desde un principio y logran sobrevivir al proceso de búsqueda de consenso. No solo pasan por los filtros de la discusión, sino que en el proceso se ven mejoradas y perfeccionadas. En cambio, las ideas poco claras o mal planteadas desde un comienzo, no logran la aprobación necesaria y desaparecen. Desaparecen antes de que deba invertirse mucho tiempo en su análisis y, mucho menos, en su implementación. Esto evita inversiones innecesarias o retrasos.
Se suele conocer a nemawashi como un sistema de «consulta previa» (algunos lo traducen así, aunque es incorrecto). Al momento de plantear la mejora, todas las cartas deben estar encima de la mesa. Se deben definir claramente los objetivos, se debe tener una visión lo más detallada del contexto y los posibles obstáculos o limitaciones con los que nos podemos encontrar. Se escuchan todas las opiniones. Como en otros sistemas de mejora, todos pueden y deben participar y aportar. Todas las voces poseen la misma validez y peso.
Nemawashi es, sin duda, una técnica de mejora muy ambiciosa para la idiosincrasia latina. Como sucede con otros conceptos importados de la cultura organizacional japonesa, pueden ser tomados al menos como modelos. Quizás no logremos alcanzar la perfección o lo idealizado de sus principios, pero funciona muy bien como un norte hacia el cual dirigirnos en el camino a la excelencia.
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